Memoria descriptiva:
En el momento de encarar una obra el principal objetivo es brindar al usuario un espacio propio, que resista el test del tiempo y lo invite a disfrutarlo en el momento actual y por mucho tiempo más, teniendo siempre el confort en mente, y priorizando la armonía y el diseño contemporáneo.
En este caso la idea rectora fue lograr una continuidad desde lo espacial y lo visual de zonas definidas en si mismas como estar, comedor, cocina y dormitorio.
Se usaron blancos, negros y neutros como base para un azul en cielorraso y pared divisoria entre cocina y dormitorio, y un toque magenta en la banqueta de pie de cama.
Los blancos, dados por la biblioteca que integra el estar con la cocina a través de una mutación al negro, por los tapizados del comedor y por la colcha del dormitorio.
Los negros, por una gran mesa de comedor de tres metros de longitud, laqueada semi-mate, diseñada por la arquitecta, al igual que el resto de los muebles, coronada por una araña de hierro con terminación óxido. También por la mesada de granito negro Leather, los muebles de cocina y por el equipamiento del dormitorio.
Un toque de acrílico negro en tres lámparas cúbicas, diseño de Bea Palacio, aportan una colorida luminosidad.
Los neutros, por el sofá y la banqueta del estar tapizados en pana de algodón color Taupe, y en las paredes color Gris Tweed.
Todas las ventanas, existentes, fueron vestidas con cortinas roller de gasa blanca con faldón superior (rielamericano), y se colocaron cortinas pesadas delimitando espacios.
La moquette se diseñó con base cruda y rayas del mismo Gris Tweed de las paredes, de 30cm de ancho con la idea de reforzar el confort y la integración de zonas.
El arte está presente en el living en dos grandes acuarelas de Martín Reyna, en los dibujos en tinta y grafito de Angeles Gollan y en la escultura de Irene von Lypka.
En el dormitorio dominan la pared azul los dibujos en tinta de Angeles González Zuelgaray.
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